miércoles, 1 de julio de 2009

ORGASMO 6.

Antes del orgasmo, sube la concentración de la sangre en los genitales hasta un máximo, y durante el clímax se dan contracciones de los músculos de esta zona del cuerpo, en la cual se descarga la tensión sexual. Después tiene lugar una relajación de la región genital y en muchos casos, de todo el cuerpo. En el caso del hombre, en general se da la eyaculación durante el orgasmo.
Aparte de las reacciones corporales, el orgasmo se hace notar por una sensación de delirio que casi siempre es sentida como placentera. Algunas culturas dividen los orgasmos en niveles que llegan hasta un estado de éxtasis que perdura por un largo lapso de tiempo y puede ser alcanzado por ciertas prácticas sexuales y prácticas de meditación.


Hay una teoría en Grecia acerca del orgasmo que hace referencia que todas las personas que logran tener un orgasmo son consideradas como personas con una vida sexual plena. El orgasmo es el resultado final del clímax explosivo de una relación sexual, que produce una sensación de liberación repentina y placentera luego de un punto casi insoportable e irrefrenable de esa tensión sexual, acumulada y guardada de manera continua desde que se inicia la excitación. El comienzo del ciclo está en la mera excitación, durante la cual la sangre acude al pene, al clítoris y a las zonas muy inervadas del plexo nervioso perineal, en el que se produce una intensa excitación pélvico-peritoneal del abdomen inferior, una suerte de peritonismo fisiológico. Algunos expertos se inclinan por pensar que es el fenómeno final de la estimulación continua de un reflejo nervioso de la propia médula espinal, que produce un relax placentero por la excitación particular de un tipo de neuronas especializadas llamadas espinotalámicas, localizadas en la región lumbar-sacro-coxígea, zona muy inervada e irrigada.

El desenlace del orgasmo en el hombre da lugar a la eyaculación o fase expulsora del semen. Una vez desencadenada la eyaculación, al parecer, el cerebro no enviaría señales específicas a las glándulas seminales ni al pene para que el semen salga expulsado, sino que éste sería el producto de una respuesta refleja de esos plexos. El curso del orgasmo genera sensaciones propias de una explosión placentera que, una vez desencadenado, produce un placer muy intenso. Durante el orgasmo, las paredes del útero y la vagina se contraen, apretando al pene y transmitiendo un placer superior, seguido de un fuerte cosquilleo y de una explosión placentera, el “clímax”, punto donde el placer estalla desbordante.

En la especie humana hay importantes diferencias entre los orgasmos de varón y mujer. Mientras que es obvio que en el varón premia la inseminación, no es claro qué comportamiento biológico premia el orgasmo en la mujer.

Con experiencia creciente, los hombres aprenden a controlar su orgasmo a través de la autodisciplina. Así sobre todo pueden retrasarlo, lo cual puede aumentar la intensidad del placer. También la pareja tiene posibilidad de ayudarle a controlarlo a través de cambios de intensidad de los estímulos.

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